domingo, 5 de septiembre de 2010

Demencia

El día baja
como una lámina de mercurio
aséptica y sin rostro
por las cenizas industriales
de las mejores demencias.

El cielo sigue siendo azul
pero las aves inmóviles
sabedoras de la edad de los abismos
vuelan en círculos interiores
y en relámpagos solitarios
se lanzan suicidas
sobre la desnudez de la mentira.

El olvido
único mensajero invernal
duerme ya invitado
en la oquedad de la duda.

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