Los cuerpos
hundidos en el apogeo salino del sexo.
El silencio cruzando
las desnudas avenidas
en la respuesta nocturna de la madrugada
mientras los sueños de mañana
duermen hoy todavía
como si nada tuviera lugar.
No lo sé.
Tal vez ya no recuerdo nada
y la invención del paraíso
ha quedado lejos y distante.
Tal vez
todo sea una infección mental
ahora que las ventanas del invierno
muestran símbolos invisibles de la desaparición.
Poesia para llevar de la mano. Un punto de enclave entre las barbaridades de otros y mi pensamiento. Se puede usar y tirar sin compromiso hasta la saciedad. Se permite sacar de paseo a estos batracios invertebrados llamados poemas de vez en cuando.Únicamente se debe mencionar al culpable de todo este dislate de forma inocente.Se le busca por atrevimiento y alevosía en el arte de la mentira. Prohibido creer en nada de lo escrito aquí. No se permite el paso de los cuerdos.
lunes, 27 de agosto de 2012
domingo, 19 de agosto de 2012
Ahora
Ahora
cuando escribo sin certeza
y la palabra se derrama
entre las grietas de uno mismo
como agua ligera
Ahora
que veo pasar una generación
y otra y otra
y siempre pensarán
que todo lo nuestro fue un error
Ahora pienso
en la destruccion del límite
en la concepción de que todo
es un todo universal
y en la mentira
como única ocupación posible
cuando escribo sin certeza
y la palabra se derrama
entre las grietas de uno mismo
como agua ligera
Ahora
que veo pasar una generación
y otra y otra
y siempre pensarán
que todo lo nuestro fue un error
Ahora pienso
en la destruccion del límite
en la concepción de que todo
es un todo universal
y en la mentira
como única ocupación posible
domingo, 5 de agosto de 2012
.
He visto
las monedas del amor
en los caminos encontrados
de los patios de la juventud.
Y he visto también
los cueros aceitados del horror
en la agonía de los signos,
cuando la verdad opaca y supuesta
se posaba en las ciudades
y las sábanas de los poderosos
hablaban de la pureza del mercurio.
Pero entre inviernos y viajes
sólo permanece insoluble
los ojos vivos y despiertos
de aquel cúmulo de niños
que olvidaron llorar para siempre.
La eternidad de los gestos
y los alambres de la memoria
me mantienen todavía
en la lluvia abrasadora de la palabra.
las monedas del amor
en los caminos encontrados
de los patios de la juventud.
Y he visto también
los cueros aceitados del horror
en la agonía de los signos,
cuando la verdad opaca y supuesta
se posaba en las ciudades
y las sábanas de los poderosos
hablaban de la pureza del mercurio.
Pero entre inviernos y viajes
sólo permanece insoluble
los ojos vivos y despiertos
de aquel cúmulo de niños
que olvidaron llorar para siempre.
La eternidad de los gestos
y los alambres de la memoria
me mantienen todavía
en la lluvia abrasadora de la palabra.
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