jueves, 26 de marzo de 2009

Viaje sin tiquete de vuelta


El viajero
como una obra a la deriva
abandonada y por hacer
se nutre siempre
de su diminuto equipaje
trapos miradas pensamientos
y unos ojos que ya no ven
sólo sienten.

El mundo pasa
como un pergamino infinito
de lenguas diversas
rostros siempre inéditos
y saltos brutales
de vidas artesanales,
puntos ínfimos y luminosos
en la estela viva
de la siempre cierta muerte.

No vamos a lado alguno.
Hay rumbos de dioses paganos
y quimeras de paraísos alquilados
en el horizonte impúdico
de estos pasos de cieno
que ya no vuelan
más bien me arrastran.

Lo muros de uno mismo
son el único picaporte
hacia la vida extensa
polícroma y versatil
en su engaño permanente.

Sólo la soledad de mis maletas
me explica brevemente
que ya no soy
estando en mil rincones
propietarios con celo
de las bagatelas de otros.

Estar y no ser
es un cuenco vacío
en medio de este dislate
de lujuria negocio
y millones de bultos
mirándome sin causa.

Nada permanece
salvo mi caja de sueños
y mis pañuelos de poemas.
Ridículos enseres
en medio de la fauna
de tanto profeta sin trono
ni reino en el horizonte

Sólo alguna vez
ya olvidado el amor
y el dulce susurro incólume
de la amistad sin causa
encuentra uno puntales de carne
silencios indiferentes a la escucha
y hasta sonrisas de caries
en los pasadizos imposibles
de los cuartos baratos,
alli donde la vida no se posa
más bien corre.
Previo pago
claro.

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