domingo, 15 de marzo de 2009

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Todos
nos cansamos de todo.

Del crepúsculo no invitado
de la miseria lejana
en los noticiarios del mediodía.

Del jefe plástico
y sus invitaciones hacia la nada
de los portazos de los hijos
y sus increpaciones adolescentes.
del hastío del sexo
con otra misma piel cada mañana
de la trajeta de crédito
recurrente a final de mes
de las epístolas de los domigos
bajo el fundamento
de vacaciones en el cielo.

De los paseos planeados
en los jardines simétricos de la ciudades
con los mismos amigos
sus bonos de inversión
y sus planes de futuro inmobiliario.

De las amantes diferentes
los higiénicos cuartos
de evasión sin compromiso
y el paso atropellado
de estar en todo lado.

De la palabras de este poema
que nada quieren decir.

Y de la muerte
todavía
no hemos tenido tiempo.

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