Fluías en la oscuridad
enferma hasta la ansiedad
y buscabas la lluvia transparente
del deseo desvertebrado.
Manos extendidas
en el extravío de nuestros sueños
y oscuridad en el borde
de ciertas sombras trabajadas
en las alas inmóviles
del día anterior.
Eramos todo corazón
cuerpos sumergidos
en los cuencos desconocidos y ajenos
del amanecer lleno de luz.
Sin culpa
en el destino sin luz
de un olvido futuro
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