sábado, 9 de julio de 2011

Ciudad adormecida

Puedo ver en la mañana
todavía adormecida
la sed de la ciudad
que deglute y santifica
los sueños más perversos

Hay un silencio amarillo
en la procesión de trabajadores
y las escuelas más jacobianas
aparcan niños y futuros diablos
como muebles animados

A veces llueve
en los pórticos almenados
de la ciudad inextingible
y los rincones concurren inocentes
en la verdad sin excusa del primer amor

Palabras sobrevivientes
en el guión de la especie
en la humedad de los zaguanes
siempre útiles para enredar
manos cinturas y labios
en la fugacidad del encuentro.

Veo impermeables
colgados puros y dispersos
ausentes en el graznido de los catecismos

Es la juventud
en el salto mortal de la carne.

2 comentarios:

Jorge Maseda dijo...

Me encanta, sobre todo el segundo párrafo, me ha aliviado como una sucesión de jornadas, con cierta
tónica de lejanía, y transeúntes.
Un abrazo. Excelente Post.

alberto jimenez dijo...

Comentaros que me ha encantado este poema, de verdad que te me ha encantado.
Creo que surgí en la mañana un poco adormecido, en fin
besos y abrazos a todos.
alberto