viernes, 13 de marzo de 2009

Mar eterno


En los vacíos sin lengua
insondables perpetuos
del hambre.

En los alabastros barrocos del amor
llenos de palabras hormonadas
de gestos ensoñados por momentos
de sueños enloquecidos
caídos en los abismos húmedos
de una noche de deseo.

En la dura piedra del infame.
Torturadores encolados
en las máscaras del orden
en procedimientos jerárquicos
solutos aprendidos
de una opereta absoluta
movimientos concretos
del perro apropiado.

En los palacios derruidos
antiguos cantos al unísono
de reinos vertebrados
en medio de la sopa ausente
de los rebaños anónimos.

En las iglesias de todo tipo
llenas de miedos amenazas
y cestas voladoras de paraísos
sujeto todo ello
por etiquetas de vivos colores
a la sonrisa dibujada
de un dios íntimo.

Por todos estos caminos
y sus lodos
y sus bordes de pastizales
desiertos y páramos
no he encontrado
el silencio absoluto del hombre
palanca minúscula y humilde
que nos conecta
hacia un mar eterno.

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