martes, 26 de abril de 2011

Habitantes invisibles

La casa
extiende sus habitaciones
y abre sus ventanales
y cuida sus camas
en la delación de los cuerpos
y santifica las cocinas
en la ternura de las comidas

Sólo los niños
comprenden en sus juegos
ciertos habitantes invisibles
que permanecen flotando
en el silencio de las cosas

Todo fluye lentamente
en los espacios verticales
de la indiferencia

jueves, 21 de abril de 2011

Tú no sabes nada

Tú no sabes nada
de las cenizas humeantes
a fuego lento
que otros han dejado
sobre las alfombras del ayer
ni de los dinosaurios
que se levantan en la madrugada
y recorren insatisfechos
los presidios de mi memoria
a la búsqueda fatal
de las palabras más rebeldes.

Quisiera haber muerto
inocente como tantos otros
y ser simple olvido
en los bastidores alquilados
del pasado

Y dejar esta culpa
que desciende sin pausa
entre el aliento de otras sombras
y la luz ya apagada
de mis sueños

domingo, 10 de abril de 2011

El quehacer equivocado de tu cuerpo

Han caído tus besos
en las pendientes del deseo
y mis manos
cuencos miserables
huérfanas vasijas
han recogido
el quehacer equivocado
de tu cuerpo

Mira
como el tiempo
resbala impreciso
en las hojas del otoño
y los parques
se van llenando de vidas
y rostros de viejos
en la tarde ya desaparecida

Yo ya no estoy
nunca estamos
en la presuncion del futuro
y el pasado
lame con aspereza
las salas de espera ya abandonadas
de sueños y derrotas

domingo, 3 de abril de 2011

Nada hay que me reconozca

Yo he sido
tantos yo
en le festival de mis caras
en la vagancia programada del tiempo
que ya no me reconozco

Ya no puedo ver
en los velos disimulados
de los giros de las palabras
el latir de un corazón
entre otras cosas bueno

Puedo ver
la mano que se extiende
el espejo atronador
en las mañanas sin rumbo
y la lengua
dormida en el silencio
de los discursos

Quiero ver
en aquellos días imprevistos de la juventud
el arte natatorio de la locura
en los foros invernales de los doctos

Pero nada hay
que me reconozca
solo un sentimiento capilar
de palabras afortunadas
en el balcón de tus ojos