Cierta luz de deseo
se derramó en los límites de tu mirada
De tus labios
salían palabras encubiertas
auténticos caballos al galope
en los muros verticales de mi presencia
Tus manos
treparon culpables y dilatorias
quebraron obstáculos ya previstos
y descansaron en la ensalada horizontal
de nuestros desnudos cuerpos.
Callaron todo lo dicho
No hacía falta
Poesia para llevar de la mano. Un punto de enclave entre las barbaridades de otros y mi pensamiento. Se puede usar y tirar sin compromiso hasta la saciedad. Se permite sacar de paseo a estos batracios invertebrados llamados poemas de vez en cuando.Únicamente se debe mencionar al culpable de todo este dislate de forma inocente.Se le busca por atrevimiento y alevosía en el arte de la mentira. Prohibido creer en nada de lo escrito aquí. No se permite el paso de los cuerdos.
martes, 27 de julio de 2010
jueves, 8 de julio de 2010
Ruido de frenos
La muerte
más que un lamento
es un ruido de frenos
y tras su paso
deja estéril
un olor a goma quemada
que se disipa lentamente
El pavimento
tumbado e inmóvil
espera otro paciente más
en cualquier carretera olvidada
más que un lamento
es un ruido de frenos
y tras su paso
deja estéril
un olor a goma quemada
que se disipa lentamente
El pavimento
tumbado e inmóvil
espera otro paciente más
en cualquier carretera olvidada
viernes, 2 de julio de 2010
Otra vez abril
Qué sabes tú
de las lombrices del odio
tan naturales y livianas
como un paseo en la madrugada
Sólo hace falta
la buena tierra esteril
de los salones dominicales
para que se vean ciegas y tiesas
en los mejores periódicos
y apunten bien dirigidas
al reunido canto de los imbéciles.
Vamos a quebrar
la serenidad de los cementerios
y la memoria de los caminos
con artilugios clandestinos
ahora que un sudor asciende
de las lagunas del olvido
y las patrias etnias y razas
se acompañan sin vergúenza
por los pasillos invisibles
de las futuras víctimas extendidas
Es la destrucción que avanza
- generación desposeida -
en los campos de labranza
en el valor íntimo de la hembra
en la mirada del huérfano.
Todo se dibuja
en los márgenes bordes
de la locura más cuerda
como si la mano del cirujano
hubiera fallado sin lástima
en el momento preciso
Sólo hay monstruos rutinarios
en la lamina líquida del mundo
ahora que las palabras
fermentan ya azules
en los establos de la infamia
La recolección de la esperanza
comienza de nuevo
de las lombrices del odio
tan naturales y livianas
como un paseo en la madrugada
Sólo hace falta
la buena tierra esteril
de los salones dominicales
para que se vean ciegas y tiesas
en los mejores periódicos
y apunten bien dirigidas
al reunido canto de los imbéciles.
Vamos a quebrar
la serenidad de los cementerios
y la memoria de los caminos
con artilugios clandestinos
ahora que un sudor asciende
de las lagunas del olvido
y las patrias etnias y razas
se acompañan sin vergúenza
por los pasillos invisibles
de las futuras víctimas extendidas
Es la destrucción que avanza
- generación desposeida -
en los campos de labranza
en el valor íntimo de la hembra
en la mirada del huérfano.
Todo se dibuja
en los márgenes bordes
de la locura más cuerda
como si la mano del cirujano
hubiera fallado sin lástima
en el momento preciso
Sólo hay monstruos rutinarios
en la lamina líquida del mundo
ahora que las palabras
fermentan ya azules
en los establos de la infamia
La recolección de la esperanza
comienza de nuevo
jueves, 1 de julio de 2010
Los hombres y su edad del hierro
En los lupanares más sórdidos
de la lengua de los doctos
los poemarios mas disputados
se entienden y asienten
como el obvio caminar de las ecuaciones
en las desnudas pizarras
de los cursos de verano.
Todo tiene un sabor
a natilla y baba
en una procesión de oblicuas espaldas
y permisos concedidos
en medio del fecundo trajín
de silencios y hormonas en avance.
La masturbación sigilosa de toda sombra
con los cuerpos solitarios
expulsados del vaticano
ya nos han advertido
del mencionado juego,
el de estas larvas acostumbradas
a cualquier paso.
Pero al pobreza y la destrucción
con sus casas de madera
y la precisión de los cuchillos
en la noche abierta
nos vuelven al sueño
del hierro y la piedra
el cráneo y el silencio.
No hemos cambiado tanto.
He aprendido
a crecer palabras
desde el abismo, en el borde
de la duda más desnuda
y solo he encontrado
hombres corriendo detrás
del escarpe de otros hombres.
Y el olvido
auténtica bisutería del miedo
recibe las mañanas
sin rasgarse un pelo
de la lengua de los doctos
los poemarios mas disputados
se entienden y asienten
como el obvio caminar de las ecuaciones
en las desnudas pizarras
de los cursos de verano.
Todo tiene un sabor
a natilla y baba
en una procesión de oblicuas espaldas
y permisos concedidos
en medio del fecundo trajín
de silencios y hormonas en avance.
La masturbación sigilosa de toda sombra
con los cuerpos solitarios
expulsados del vaticano
ya nos han advertido
del mencionado juego,
el de estas larvas acostumbradas
a cualquier paso.
Pero al pobreza y la destrucción
con sus casas de madera
y la precisión de los cuchillos
en la noche abierta
nos vuelven al sueño
del hierro y la piedra
el cráneo y el silencio.
No hemos cambiado tanto.
He aprendido
a crecer palabras
desde el abismo, en el borde
de la duda más desnuda
y solo he encontrado
hombres corriendo detrás
del escarpe de otros hombres.
Y el olvido
auténtica bisutería del miedo
recibe las mañanas
sin rasgarse un pelo
LA GESTIÓN DE LA BARVARIE
De los tubérculos del odio
a los alambiques de la memoria
hay un paseo genital
primario y estridente
como el lenguaje de los patos
Ahora que
tras la sonrisa asesina de los bancos
en sus fanáticos luminosos
en las noches más frías
de toda soledad bien encontrada
no hay abismos que salvar
ni heroínas que simular
Ahora pienso
que la demolición de las civilizaciones
ha dejado atrás patrias y conjuros
y la sonrisa de este bípedo canalla
se ha colgado sin remedio
en la dimensión plana y vertical
de la era digital
Nadie recuerda
la edad de los sentimientos
y cientos de ratas sin sombra
huyen en los ambulatorios
de la quietud de los enfermos
sin referencia alguna
de los ábsides de las iglesias
ni del oxidado trajín
de los mercados vecinales
Nos hemos equivocado
una vez más
a los alambiques de la memoria
hay un paseo genital
primario y estridente
como el lenguaje de los patos
Ahora que
tras la sonrisa asesina de los bancos
en sus fanáticos luminosos
en las noches más frías
de toda soledad bien encontrada
no hay abismos que salvar
ni heroínas que simular
Ahora pienso
que la demolición de las civilizaciones
ha dejado atrás patrias y conjuros
y la sonrisa de este bípedo canalla
se ha colgado sin remedio
en la dimensión plana y vertical
de la era digital
Nadie recuerda
la edad de los sentimientos
y cientos de ratas sin sombra
huyen en los ambulatorios
de la quietud de los enfermos
sin referencia alguna
de los ábsides de las iglesias
ni del oxidado trajín
de los mercados vecinales
Nos hemos equivocado
una vez más
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