
Los masacradores
llevan siempre gafas oscuras
ceñidas a la piel
con grapas de cartílagos artificiales,
como si sus ojos
pertenecieran a otro mundo.
De este no lo son
fueron invitados a levitar
entre las nubes de la desmemoria
y el corredor estrecho del deber cumplido.
Tierra sobre tierra
cerca de la infamia.
Horror añadido al tiempo
costra putrefacta y conocida
de lamentable enfermedad.
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