sábado, 8 de junio de 2013

Oro y amianto

No recuerdo cuando
seguro hace unos años
me incorporaron
sin antidoto para el infierno
en este festival
de tribus, sueños y odios
al que llaman vida

Tenía yo
unas manos de madera
y una cabeza deshabitada
que se ha completado
con pensamientos de cartón
y palabras como pájaros suicidas
en las noches de la duda

Veo a Dios
el último videojuego sin excepción
en los cuerpos exagerados de los enfermos
y creo poemas baratarios
con palabras aplastadas
en la sombra vertical de la mentira

En los chasis del sexo
en la simetría de los cuerpos
voy montando mobiliarios emocionales
y aparecen rostros e instantes.
No viajan ni permanecen
fluctúan

Y en esta danza sin fugitivos
de agua contra agua
abandonamos lo párpados
en el encuentro del sueño
y nadie recuerda nunca
aquellas lápidas paganas
entrenadas para la locura
llamadas a la desesperación
en el espesor de un poema

Escribo por gusto
y por gusto os digo
oro y amianto
para los poderosos
y quietud en el borde
de esta soledad en expansión.