A veces
me acerco a la palabra
cautelosamente sin perturbar nada
sin molestarla.
Y la imagino
como un niño en sueños
en batallas inconsolables
o hablando con juguetes animados.
Somo así
un negocio ingobernable
un poema sin remedio
un pensamiento sin trazo escrito.
Cuando despierta
sin hacer ruido
ya me estoy yendo.
Ella y yo
somos vecinos sin trato
No hay comentarios:
Publicar un comentario