domingo, 15 de febrero de 2009

Cuerpo de Dios


Encontraron los hombres
el cuerpo muerto de Dios.

Ya habían aprendido
tras leer los libros sagrados
que nada tenían que escribir
y que cruces no había que buscar.
Noticias no debía haber
ni procesiones debían comenzar.

Miraban aquel ser náufrago
sin nada comprender.
Las pinzas no alcanzaban vísceras
ni las luces se paraban
en oquedades aparentes.

Era una luz esponjosa
esporas huidizas
conexas por sus propias sombras.

Recogieron toda esa maraña de luz
en la punta de un junco inocente
y un niño lo llevó
al desierto más alejado
olvidado ya de su nombre.

Nunca comprendieron
que el niño elegido
era Dios presente.

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