
Que sería del tiempo
que va y viene
nos roba invisible
en el baile de sus horas
y el engaño de nuestra memoria,
si no estuviéramos ahí
montados en su patraña permanente.
Quedamos desnudos
con las banderas quemadas
de nuestras batallas perdidas
y los músculos apretados
ante la próxima partida de sexo.
Cenizas en el viento
olvido en al memoria
y el frágil presente,
ojos de niño
sobre el cristal ahumado.
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