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Mirad
como la ira de los pueblos
y de sus gentes enloquecidas
bebe en el arroyo de la guerra.
Pueblos sofocando otros pueblos
gobernantes contra hombres
mujeres y niños indefensos
combatientes desmembrados
torturados sin aliento
presos sin consuelo alguno.
Héroes parapetados en estatuas
y patrañas de frases célebres.
Nadie fue avisado
del horror de la guerra,
ni siquiera el vencido.
Un delirio razonable
escribirán algunos
desde la justificación consentida
de la pomposa victoria.
Quedarán tendidos
sin permiso en la historia
un mar de víctimas,
efectos colaterales
de la desmemoria.
Y el silencio
se llevará las culpas de todos
como un torrente indigesto
de prematura muerte.
Por ningún lado
se ve ese animal
hercúleo poderoso
llamado díos.
El único invitado.
Esto era cosa de hombres.
3 comentarios:
Terrible y devastador panorama, con versos llenos de fuerza.
Sí que tienen fuerza tus palabras, sí. Casi como las bombas
gracias por vuestros comentarios
alberto
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