La realidad poética
no existe
es una ficción.
Sólo el poema
auténtico baluarte lírico
queda en pie
tras los derruidos muros
de las palabras de los poetas.
Ellos van y vienen
en festivos momentos interesantes
entre discursos interminables
de cabezas solitarias y erectas.
Escribir
es matar todos los días
los turbios secretos
de aquel primer amor
en el fulgor del deseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario