En los últimos procedimientos
de nuestros encuentros
hay un inventario de rostros
de todos los días
que camina asustado
en el día inmóvil de las celdas
y se duerme confiado
en las bodegas de la muerte.
El azar, posterior
al vértigo de las ventanas
ha creado animales fugitivos
en las almenas acusatorias
de la imaginación
y ya el mundo incandescente
acumula tantas acusaciones
que agotan cualquier arrepentimiento.
Es indigno escribir
de los geranios en sonrisas soleadas
y de las amantes en las despensas del sexo
mientras los torturados
yacen sin rostro
en el légamo de nuestra ignorancia
El futuro
ha convocado los últimos insectos
controlados por hombres serpiente
y la tristeza más solemne
ha tenido a bien instalarse
en nuestros labios de marfil.
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