Ciertos huesos
se pasean olímpicos
llenos de medallas y abalorios
por los mejores sepulcros
por los mejores discursos
por las mejores fiestas
con sus silencios incorporados
de héroes y villanos
Nada ha quedado
de los bosques patrios
el vértigo de los corazones
y las palabras enfermas
desplegadas y sin gesto
de los lienzos libertadores
Cruje un destilado amargo
de tristeza y armarios vacíos
en los hijos de las viudas
y las vasijas fértiles
de la vida conocida
otra vez se adornan
de la desnudez presente
y otra vez se llenan
de lombrices amarillas
Y la vida continúa
extrañamante
Y el olvido
-mi único compañero infatigable-
ha quedado estampado
en la plenitud mordaz
de tus abiertas piernas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario