Aquel vino derramado
en los manteles ordenados de la madrugada
nuestras palabras sin dientes
en los abismos del deseo
y la marea de tus senos
en aquel momento planeado en exceso.
La vida es tan poco
apenas unos corredores dibujados
en los patios de la infancia
algunas mentiras congeladas
en las maletas de tu ausencia
y miles de desiertos imaginarios
dueños de futuros imprevisibles.
Es tan poco todo esto
apenas un instinto
que permanece ingrávido
en el vuelo de tu mirada
Yo sé que no lo recuerdas
pero otros vinos
nacen en las primaveras
y sólo las palabras
mueren en el invierno.
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