
Ha descendido ya
una tarde cotidiana
de huesos sorprendidos
entre tanto músculo cansado,
y los cántaros del amor
se llenan insaciables
ante la mirada carnívora
de la noche.
Las repisas de la memoria
y todo un sendero de noticias
de un día cualquiera
se van vaciando ordenadamente
ante la enfermedad del sueño
Los primeros estertores del sexo
y la agonía de todo llanto
han llegado puntuales
a cerrar el día,
y voltear una vez más
el desconocido cuerpo
de tanta esperanza detenida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario