La putas
no recuerdan nombres
apenas el suyo figurado
y vuelan como mariposas
tras el humo visceral de la carne.
No importa,
el mundo es un envase enlatado
que permuta en los mercados
goces suspiros y sueños
en las noches más rápidas
que venderse pueda.
Nada se ha perdido
ni la sonrisa más canalla
de la miseria bien entrenada
ni el goce etílico
de la soledad a cada lado.
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