jueves, 30 de abril de 2009

Habrá un día

Habrá un día
en que mis manos
no podrán portar senos ajenos
o enmendar ficciones propias
en los suburbios de un poema.

Nada tiende a alterar
el camino lento del polvo
en su sendero sin regreso conocido
de todo aquello
que acabará mañana tal vez.

Y la imaginación
que nos modela tritura
nos vende en realidades
y nos dicta en letras grandes
que somos más de ella
de lo que pensamos,
no va a estar aquí
ante la puerta insensible
del paso inconfundible
que nos olvidará un día.

Seguirá volando
engañando y usando
procesiones de mentes
y palabras engalanadas.

Tal vez algunas mías
no lo sé
pero no importa.
Que las sombras
sigan vistiendo luces
tras lo bailes sin fuero
de la memoria.

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