
Como si el ojo tuerto de dios
se hubiera abierto
y vomitado todo
y las escuadras sin aristas del aire
nada recordasen de todo aquello
y las ecuaciones esqueléticas
no ofrecieran soluciones al gusto
y la materia se plegase
como una tropa derrotada
de insectos suicidas en formación,
aquí se encontraba un punto
agobiado ante el sopor del blanco
con sus discursos prontuarios
herramientas y costumbres
para asar las mentes
en la doctrina conocida.
Los lunáticos
perturbadoras manchas solitarias
no visten de blanco.
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