El silencio
se ha vestido intencionadamente
con su mucosa de culpa
irrepetible y brillante
en las mejores galas
de gobernantes y payasos
Malos tiempos
para gallineros de dentaduras
sin dientes y vacíos de hambre.
No hay pausa
entre los soliloquios de pantallas
de sobremesas anodinas
e informes sobrehumanos
de sueños y caídas
No hay precipicios a la vista.
Sólo laderas de ovinos
en la sombra más cobarde
de las madrugadas
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