Dios
soñador y niño
come de la línea simple
de lo no sido.
De lo bien acontecido
si no estaba, montaron alabanzas
y de aquello infame
donde no surgió su presencia
crearon rezos, penitencias
y alguna respuesta grande
justificándolo todo
Las catedrales santuarios
anacoretas y santones
nunca conocieron
las tripas de tanta ausencia
y las víctimas, condenados
y demás servidumbre del horror
ya vacío son
y de tanto viaje sin retorno
noticias no hay.
Jugar siempre
al caballo ganador
nunca estuvo bien.
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