Puedo ver
los aceites oscuros de la locura
poseídos por un calor desesperado
horribles y sencillos en el llanto ajeno
Todo se ha extendido
como una alfombra llena de manchas
y manos ciegas palpando en la oscuridad
y sólo la luna camina sin deseo
en las calles mutiladas de la soledad
Nadie ha poseído las montañas
ni cercado la soledad de los desiertos
pero los últimos informes inútiles siempre
hablan de corazones a biertos al incesto programado
de mil sombras educadas en la pérdida.
Quiero ser optimista
pero la geología de las noticias
me vuelven a la caverna palpitante de la palabra.
No tengo nada más
y vuelvo a mi cama
rodeada de cabellos sin rostro
y evocaciones que me recuerdan
que estoy vivo una vez más.
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