He visto tus manos
en las hogueras de la soledad
y las sonrisas encadenadas
vestigios atormentados de la mentira
en el serpenteo permanente de la realidad
Todo me es ajeno
y ya no sigo el paraíso de los cardenales
ni las proclamaciones al suicidio
en los vergeles de la revolución
Los vertederos de los hospitales
me hablan de cánulas y apósitos
entre la esperanza de la vida presumida
y los censos
muestran futuros mercados de silencios
e imágenes prostituidas en los gestos aprendidos
de invernaderos inmóviles diseñados para la perfección.
La luz ya no es la misma
llega por cables en silencio
y se muestra en pantallas sin viento ni melancolía.
Ya no recuerdo nada
pero lo siento todo
Es otro momento
y el sentido del regreso
deja una tierra sin descanso
y una transparencia concedida
en los carbones de la locura.
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