Yo, anacoreta
que se mueve ágil y despierto
en los baluartes derruidos
de la tristeza.
Y monto
máquinas de palabras
en las ensenadas de los sentimientos
en la bahías de las imágenes
en las noches de insomnio
de los fantasmas sin dientes
propietarios de mi melancolía.
A todo este
volumen sin compromiso
es decir yo
defecto tras defecto
en la atribución de la culpa
y maniquí sin fronteras
en el trajín de la palabra
A todo esto
os he de confesar
que no encuentro últimamente
el sentido de vuestros besos
Solamente cierta ausencia
especializada en la gestión de la incertidumbre
vuela por los pasillos interiores
y monta esperanzas
en las poblaciones interiores
del corazón.
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