Entro
en el tiempo amarillo de la melancolía
y veo bultos entrenados para el recuerdo.
Todo ha sido tan rápido
-a la vida me refiero-
que el antes
es un acordeon roto
y el después
se desdibuja entero
como un pez enfermo.
Las palabras
para bien o para mal
me han dibujado siempre
y los relojes apagados
de la casa de muñecas
me miran pensativos
en una ferie de dudas.
Ellas
no sé de dónde vienen
y yo
no sé a donde voy.
No importa
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