Escribo
en este momento encalambrado
en aquel " después de todo".
Y encuentro los vasos de la verdad
llenos locamente
de cierta aproximación hacia el convencimiento
Veo la perfección de los lirios
el cóncavo tejido de la vejez
y la fatiga judicial de la mentira
en la fermentación de la juventud
Hay rostros de sacerdotes
construcción de paraísos
y muslos y vientres
en la coronación de los dormitorios.
Solamente el horror
la prolongación del abismo a otro abismo
y cierto silencio aprendido
en la perplejidad de la tribu
me hacen volver a ti
palabra alimentada de la lluvia
Ya no hay días grandes
ni noches fértiles y húmedas
ni pajaros en la víspera del triunfo.
Los uniformes
han dejado huellas sin contenido
en la desnudez de los cuerpos.
Aquellos cuerpos.
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