Cierta luz de deseo
se derramó en los límites de tu mirada
De tus labios
salían palabras encubiertas
auténticos caballos al galope
en los muros verticales de mi presencia
Tus manos
treparon culpables y dilatorias
quebraron obstáculos ya previstos
y descansaron en la ensalada horizontal
de nuestros desnudos cuerpos.
Callaron todo lo dicho
No hacía falta
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