La luz
hierve bajo mis manos
y tu sonrisa vuela distante
de los rincones de mi memoria
al frío consenso del tiempo asesino.
Sólo hay sendas
hacía el final de los días
caminos marcados
en los lupanares
de lo desconocido
y palabras sin dueño
en los algoritmos
de mis poemas imposibles
Soy luz últimamente
en el miedo de la oscuridad
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