Hemos descendido algunas veces
a los tubérculos más endiablados
del odio y la palabra
Todo nos ha confundido,
el chasquido de los huesos
en las salas de la tortura
y la desnudez premeditada
de la mentira elaborada
entre discursos de patrias y banderas
Había mujeres utilizadas
y miembros guardados en vitrinas
trofeos de cacerías esperadas
en los salones del triunfo.
Pero nada nos ha sorprendido.
Los últimos manuales del horror
priorizan las formas
y el hombre ha quedado relegado
a una lista de números negros
pulcros y elaborados
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