Estábamos tú y yo
soledad
en la invención de lo invisible,
allí donde el azar ha perdido la juventud
y los niños se han convertido en viejos
por una ley transmisible de la especie
Puedo recordar
desde el júbilo del pasado
los puntos del futuro
en los papeles de la inocencia
y el sonido de algún otoño
en los labios de la austeridad.
Y siempre palabras
en las llanuras desérticas de la locura.
Artilugios que no sé de dónde vienen
y que ladran sin compasión
en los vértigos de la edad.
Tal vez llegó
en alguna noche sin fondo
la dentadura del horror
limpia y asentada
en los pasillos de la realidad.
No lo sé.....
todo ha sido propio
hasta cierto beso consensuado
en las faldas transparentes
de una noche sin olvido.
Nada se ha ido
y todo queda permanentemente
en las sombras húmedas del amor.